jueves, 26 de diciembre de 2013

coppini, la manía de tener esperanza


Un día de "nochebuena", de hace ya muchos años, murió mi abuelo Uberto, mi nonno, por eso en casa, mientras vivió mi padre, la celebración tenía algo de nostalgia y tristeza, algo que nunca me gustó, ni conseguí desprender. Una víspera del mismo día, hace tan solo un año, perdí a tres amigos, Eduardo Fuentesal, el entrañable Ledo Ivo y el poeta irlandés Denis O'Driscoll, con los tres crucé mi vida en diferentes momentos, y conservo el dulce sabor que me sigue amargando la dichosa festividad. Anteayer, de nuevo el día de "nochebuena", se nos llevó con sólo 52 años, a Germán Coppini, la inconfundible voz de Golpes Bajos, que junto a Nacha Pop, Los Secretos, Radio Futura, Los Ilegales o Danza Invisible, entre otros muchos, pusieron voz a mi generación, hoy bien entrada en los 50.


A Germán tuve la suerte de conocerlo en el '87, en plena efervescencia del barrio del Carmen, cuando Valencia era una fiesta, y el sol tan solo una bombilla encendida entre los dos extremos de la noche. Alguien lo llevó a Cavallers de Neu, el café-librería donde resistía y soñaba, porque decía que nos teníamos que conocer. Entró en el bar un tipo llamativo, con los camales del vaquero vueltos, grandes hebillas en las botas, una chupa de cuero con remaches, y la cachucha volteada, como dirían en México, de aspecto afable y algo tímido, llevaba bajo el brazo un vinilo. Sonrió y le devolví el gesto, era German Coppini, y me traía dedicado su primer disco en solitario El ladrón de Bagdad. Todavía lo conservo, es curioso, siempre fue fácil encontrarlo, sobresale de todos los demás elepes, porque tiene un centímetro superior a la media.

Durante tres noches paseamos por aquella Valencia indómita y salvaje, de Cavallers de Neu a la Marxa, del café Lisboa al Tatuaje, hasta terminar en Tres Tristes Tigres, desayunando antes de ir a dormir en el bar Rosita, a la salida de Delfos, el sumidero donde desembocaba toda la riada de seres extraños de aquellos maravillosos años, la última frontera.

Lo volví a ver en Madrid en 1989, me invitó a la presentación del disco El típico español, de Víctor Abundacia y los Coyotes. Recuerdo que fue en una sala a espaldas de la Gran Vía, terminamos más tarde en otro garito del que no recuerdo el nombre y nos despedimos. Nunca lo volví a ver, sólo algunas cartas.

Cada vez tengo menos motivos para celebrar la "nochebuena", ya no tengo hueco en el corazón para tanto adiós, así que no te ilusiones, lo nuestro es sólo un hasta luego, no he perdido la manía de tener esperanza ....


"No perdemos la manía
de tener esperanza.
Que el dios de nuestra infancia
nos venga a enseñar
otro lugar más allá".

Germán Coppini
(Alien divino) 

http://www.youtube.com/watch?v=N9NvXIcIHzI